Joan Fontcuberta ¿ha inventado a Vivian Maier?

Joan Fontcuberta, premio Nacional de Fotografía en 1998 y nuestro fotógrafo más internacional, siembra dudas sobre muchas cosas y afirma ser el inventor de la extraordinaria Vivian Maier (ver minuto 22 de este video).
Fontcuberta es todo un polémico personaje y hay que cogerle con pinzas, pero desde luego siempre ha "vestido la mona" perfectamente.
La conferencia entera es muy interesante y divertida.

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Muy divertida...

Qué bueno es Fontcuberta. La verdad es que me impresionó más "El beso de Judas", su primer libro o uno de los primeros.

El resto, no sé exactamente por qué, quizá porque en los últimos libros -aunque con ellos ha ganado importantes premios- como dice José María: son muy de "vestir la mona". Se nota más que, aunque haya ido afinando su idea, hay momentos que retuerce tanto el argumento, que termina convirtiéndose en un pensador muy posmoderno, esos capaces de argumentar las ideas más locas de forma convincente.

He visto sólo el principio. Luego termino de verlo. De momento, sólo por decir algo

Vale. He llegado al momento en el que cita a los medios -Entre el minuto 9 y 10-. Como eso me toca, diré que eso le sirve para seguir con su teoría, pero confunde correlación con causalidad de manera intencionada. Es al medio al que se la cuela, al periodista que fue allí y no tenía ni idea de lo que estaba viendo y reprodujo lo que pondría en el tríptico de la entrada y las cartelas. Eso lo hace extensivo a todo el mundo y, como sabemos que también ocurre, pero por causas más complejas, ya ha montado una de esas trampas que, ya digo, es algo que me parece de pensador postmodernas. No dejan de ser simples falacias.

Lo de siempre de este individuo, vivir de la provocación, es el Leo Brassi de la fotografía.

Más que provocativo, este hombre tiene esencialmente un propósito educativo, de reflexión sobre el exceso de objetividad con la que se ha cargado a la disciplina fotográfica...
A mí me parece divertido, y reconozco que me la colaría sin despeinarse.
Por otro lado, no sé hasta qué punto consigue su objetivo con algunos montajes, ni hasta qué punto es ético hacerlos, ni que determinadas instituciones participen en el montaje. Pienso, por ejemplo, en el Picasso fotógrafo: vamos a ver, si en el Museo de Picasso de Málaga veo fotos de Picasso con una cámara al cuello, y varios trabajos alrededor que me recuerdan su estilo, lo lógico es que me fíe del Museo y salga de allí hasta contento de compartir una afición con el artista. Pero no estaría bien que me engañaran con la participación del Museo.
La obra de este hombre, desde luego, me hace sentir hasta cierto punto vulnerable porque ¿no nos podemos fiar de nadie?
Finalmente yo le reconozco el mérito de hacernos pensar, que esencialmente es lo que pretende...

Con estas cosas pasa que quizá ya no impresionen tanto, como un juego poco interesante donde la gente juega por pasar el rato. Se trata de la misma fórmula con variantes diferentes. Ya lo tiene más difícil para sorprender, más allá de a los galeristas e iniciados.
Como ya he dicho, a mí algunos de sus textos me gustan. Capítulos de la Cámara de Pandora o la Furia de las imágenes -completos no, porque hay partes que me sacaban del texto- y, como ya he dicho El beso de judas, que ese sí me gustó mucho. Era más sencillo y didáctico. No sé. Pero este tipo de instalaciones, ya me dejan un poco más indiferente.

Hay una historia curiosa, sobre esto de los artificios. No tiene nada que ver con la fotografía, sino con la literatura. Si tenéis curiosidad, buscad JT Leroy en Google. A mí me hizo mucha gracia, porque los que encumbraron a la autora -famosos varios y gente de Hollywood- se enfadaron mucho cuando se descubrió el engaño. La calidad del texto seguía siendo la misma: probablemente un artefacto prescindible, pero a ellos ya no les interesaba.
Lo más probable es: lo que importó desde un principio no era si el libro era bueno o no, sino otra cosa. En fin, el documental está muy interesante, por si queréis verlo.

Lo buscaré. Gracias, Alberto