Hola de nuevo, amigos,
Vamos con la tercera entrega de esta pequeña serie que, medio en broma y a modo de entretenimiento, empezamos ya hace más de dos años con dos entregas:
la exposición
y
el color
, con el fin de enriquecer un poco más, si cabe, este interesante foro de este gran colectivo de la AFT, asociación que ya constituye un referente fotográfico en nuestro país.
En esta ocasión traigo a nuestras pantallas a esos pequeños o grandes tubos negros o blancos que se cuelan en nuestras mochilas y bolsos: nuestros objetivos. Algunos piensan que son accesorios de las cámaras, pero no es verdad, son tan importantes y decisivos para nuestras fotos, que si nos los tomamos en serio, los accesorios en realidad son los cuerpos de las cámaras, en ocasiones más baratos incluso que los propios objetivos.
Son los elementos fundamentales del equipo, por los que pasan esos rayos de luz y que dan vida a nuestros recuerdos, a nuestros documentos, a nuestras sensaciones y sentimientos. Por eso creo que debemos conocerlos, saber cómo se comportan, qué hacen con esos rayos de luz y cómo los manejan. Todo para que al final sean sólo unas herramientas a nuestro servicio, para que modulen las imágenes bajo nuestras órdenes y transmitan fielmente nuestras ideas tal y como las concebimos, sin distorsiones, de manera directa y limpia, tal y como lo hacen los pintores con sus pinceles.
Pero para que respondan así los debemos conocer bien, saber cómo conducen esos rayos de luz y sean una extensión directa de nuestras ideas, de nuestras neuronas, que es tanto como decir que de nuestro corazón.
- …Pero ¿de qué nos sirve eso? por mucho que los conozcas no podemos intervenir en ellos.
(Os vuelvo a presentar a este gran colega, ¡mi amigo Giacometti!, se sigue haciendo líos pero ya sabe bastante, es inquieto y tiene mucho entusiasmo, dos grandes valores)
- ¡Ya lo creo que podemos intervenir!, Giacometti, y muchísimo. Podemos elegir uno u otro, podemos elegir la focal, podemos elegir su diafragma, podemos determinar con qué ángulo le usamos, podemos establecer la profundidad de campo en millones de grados y matices de foco/desenfoque, …y tenemos dos piernas para movernos, para encuadrar, para determinar el ángulo de la toma, la sensación de perspectiva, para alterarla, para naturalizarla …podemos hacer cientos de cosas, …si sabemos cuáles son, ¡claro!
Como en los otros diálogos, haremos 5 entradas, una cada tres días, en esos intermedios me gustaría mucho que colaboraras con tus aportaciones o con tus dudas pues me consta que en la AFT hay muchos especialistas en muchas disciplinas fotográficas. Me gustaría que lo hicierais para todos, a pesar de que los demás no contesten a tus cuestiones, pues eso no significa en absoluto que hayan sido inútiles, lo sé perfectamente, como también sé que aunque no colabores nos sigues, eso está comprobado con más de 17.000 visitas en las anteriores entradas, ¡que se dice pronto!. Así que en uno u otro caso por mi parte más que agradecido y sólo deseo que os divirtáis, por lo menos, tanto como yo al hacerlo.
Por último comentaros algo obvio, en la red encontraréis información para profundizar hasta hartaros sobre estos temas, mucho más seria, científica y académica que la que yo os traigo, como en las otras entradas, es mucho más modesto pero es que lo que pretendo es algo diferente a lo habitual, se trata de dar una visión general, sencilla, práctica y amena sobre este tema de los objetivos, casi…, casi como si estuviéramos charlando, sólo eso.
Vamos con ello,
1ª ENTRADA: ¿EL OBJETIVO? …¡NI PUÑETERA FALTA QUE HACE!
-…Pues ¡empezamos bien, tío!
- Que no, Giacometti, ¡que no hace falta! mira, aquí tienes una bellísima panorámica por gentileza de nuestro compañero el Conde Orlok. La hizo con una caja de madera vacía con un simple agujero, sin objetivo, sin enfoque, sin diafragma, sin nada:
- Joer, ¡es increíble! ¿cómo es posible eso?
- …mmmmhhhh ¡bueno! te decía que el objetivo no hace falta y es tan cierto que aquí tienes la muestra, una maravilla de muestra de estas curiosas y sencillísimas cámaras vacías, llamadas estenopeicas, pero digamos que un objetivo nos viene bastante bien.
Hace ya unos cuantos años, mucho antes de inventarse la fotografía, los pintores para dibujar se sirvieron de un artilugio llamado
cámara oscura
que en realidad existe desde el siglo X e incluso seguramente antes. Era simplemente una caja cerrada que tenía un agujero delante por el que entraba la luz y esta luz se proyectaba en la pared opuesta. Si esta pared la sustituían por un pergamino aceitado o un papiro podía verse perfectamente la escena de delante y por tanto, dibujar encima las líneas de la figura proyectada.
Lo tenían que hacer al revés, pues la imagen proyectada quedaba boca abajo e invertida lateralmente de izquierda a derecha, (lo mismo pasa en la retina de nuestros ojos y nuestro cerebro es el que les da la vuelta) con lo cual tenían que volver a dibujar otra vez lo mismo en otro pergamino por transparencia. Esto de volver a dibujar era una lata así que a los pintores se les ocurrieron diversos artilugios que, mediante espejos, permitían voltear la imagen dos veces y verla al derecho. Sin pretenderlo ¡habían inventado los primeros pentaprismas de nuestras cámaras réflex!.
- No me lo puedo creer ¿de verdad que esto funciona así?
- Sí, sí. Recuerdo que cuando era un adolescente y leí estas cosas por primera vez, me pillé una caja de zapatos y le hice un pequeño agujero por un lado y por el otro puse un papel vegetal a ver si era cierto, porque es que ¡tampoco yo no me lo terminaba de creer!, pero ¡tío, era verdad!, miré por una ventana y apareció la imagen en el papel vegetal, ¡en color y al revés!. Tengo aún ese recuerdo como el que sentí cuando vi aparecer la primera foto en las cubetas del laboratorio a la luz roja, ¡son cosas que no se te olvidan!
Sigo contándote esta pequeña historia: nuestros antepasados observaron que cuanto más pequeño era el agujero, la imagen se veía de una forma más clara y definida, pero tenía un gran inconveniente y es que esta imagen era muy débil, tanto más débil y perfecta, cuanto más pequeño era el agujero. Eso les complicaba mucho la vida pues para ver bien no tenían que tener luz detrás y les obligaba a apantallar casi toda la luz
- ¿Como los fotógrafos de época?
- Efectivamente, mucho después, a los fotógrafos con las grandes cámaras de placas, les ocurriría lo mismo y se tenían que tapar con grandes paños negros.
Problema complicadillo de resolver que no tuvo solución hasta la aparición de las primeras lentes, hacia el siglo XIII y cuyo desarrollo se fue perfeccionando como propios objetivos hasta el siglo XVI, unos 300 años antes de la invención de la fotografía que se produjo en 1826.
Desde hacía mucho tiempo se conocía el fenómeno físico de la refracción, que como sabéis consiste en la desviación de los rayos luminosos cuando atraviesan un cuerpo transparente de diferente densidad. Para resolver el problema anterior pensaron ¿cómo se lograría que todos los rayos se desviasen pero de tal forma que todos ellos coincidieran en un sitio? Como suele pasar a menudo, analizar a fondo el problema enseguida les dio la solución: ese elemento además de ser transparente para desviar los rayos, éstos deberían desviarse de forma escalonada hacia un único sitio, para lo cual el elemento a interponer debía de ser transparente y curvo:
La primera lente acababa de ser inventada. Ya no hacía falta hacer un agujero muy pequeñito, podíamos hacer uno bien gordo, por el que pasara bien la luz y que, a su vez, no diera imágenes borrosas.
Pero claro, ¡nada es perfecto en la vida!, todo lo que soluciona problemas, a su vez provoca otros, los efectos secundarios, a los que hay que ir dando solución, como veremos próximamente.
Y respecto al material la elección estaba clara, tenía que ser algo transparente y fácil de moldear.
- ¿El cristal?
- No, Giacometti, las lentes no son de cristal, son de vidrio, un sólido que en realidad está muy cerca de los líquidos y que no es cristalino sino amorfo, se obtiene fundiendo arena de sílice, carbonatos y otros componentes, algunos realmente muy especiales. También los fabrican de componentes plásticos y no sólo los baratos. Es verdad que coloquialmente hablamos de cristales pero no es correcto, los cristales se los debemos dejar a los cuerpos cristalinos naturales y a los joyeros.
…/…
Próxima entrada… el día 30