Este pequeño lago se encuentra en el valle de Brévine, uno de los lugares más fríos de Suiza y permanece congelado durante parte del invierno para el disfrute de los patinadores.
Esta foto fue tomada la semana pasada durante una de las últimas nevadas del año.
Restaurar el color y la textura de la nieve me parece una de las cosas más difícil a lograr en la fotografía. Aquí, traté de transcribir la atmósfera pesada que acompaña a los días de nevadas.
50 mm ; f/13 ; 1/200 ; ISO-200