Ocurrente metáfora y muy de actualidad.
Lo cierto es que debería llegar el día donde no hiciera falta recurrir a los colores para hacer distinciones de las personas. Todas somos iguales y diferentes a la vez. Solo el respeto a los demás debería ser el único color, dejemos a cada uno que sea como quiera y se sienta más feliz. Y en el caso de la condición sexual, pues eso, que veamos con toda naturalidad que hombres y mujeres se manifiesten tal y como son, dentro, fuera, delante, detrás, debajo o encima del armario. Ya sea para mantenerse en el anonimato, para decirlo a los cuatro vientos, o... ¿por qué no...? incluso para hacer el salto del tigre.