-Se ha perdido, cariño, ... se lo habrá llevado la bruja de los chupetes!-
MIré a mi madre mientras ella trataba de explicarme por qué no podía ya tener mi chupete. La culpa no era de ella: lo que sucedía es que la bruja de los chupetes había perdido el mío.
Volví de nuevo la cabeza para intentar decirle a ella que no, que la bruja no se lo había llevado, que lo estaba viendo, unos pasos más atrás, justo en medio de la calle...
-No llores, cielo. Ya eres muy mayor para usar chupete. Vamos, que mamá te va a comprara unas chuches-
Volví a mirar de nuevo el chupete caído, pero... no debía ser el mío, aunque fuese tan parecido: mamá nunca me mentiría,.
...
Además: me iba a comprar unas chuches.