No sabemos la edad del artista pero parece un niño, un niño que maneja ya con maestría los pinceles.
Hace muchos años me entretuve en los ratos libres de los largos inviernos trabajando con el barro en el Centro Cultural Revuelo. Mi mujer, entonces mi novia, y yo íbamos junto algunos amigos a seguir los cursillos que se organizaban, trabajamos los esmaltes, hacíamos pucheros, cazuelas, jarras, bien con la técnica de los churros, bien con el torno movido con los pies o con uno más moderno y eléctrico con el que llegué a dar forma hasta botijos. Aún tengo en casa alguna pieza que otra, como un enorme frutero o una monísima palmatoria.
La foto me ha hecho recordar aquello y sobre todo a Miguel, nuestro maestro, que orgulloso de su profesión, la que hoy día sigue llevándole los garbanzos a su plato, nos repetía de vez en cuando estas palabras:
"Oficio noble y bizarro,
entre todos el primero,
pues en esto del barro,
Dios fue el primer alfarero
y el hombre el primer cacharro"
Saludos, Nicolás, estás hecho todo un foto-reportero.