Alpacas

Otra de mi periplo boliviano. Tiene su historia. En la isla del Sol, dentro del lago Titicaca. Después de subir medio trepando una ladera detrás de una llama, cuando saco la cámara y voy a disparar oigo en inglés la voz de un paisano que me pide 100 bolivianos (unos 12 euros) por hacer la foto a su llama. Le digo en español que ni de broma (más fácil que explicarle que el derecho de propiedad no parece incluir el derecho a disponer de la imagen de animales sueltos...) y me dice que me lo deja en 10, como dudo me dice que además me trae unas alpacas baby que tiene allí guardadas.

Acepto, y toda la familia, que estaba comiendo, se levanta para buscarme las alpacas y unirlas a la llama. Bueno, se forma un lío de miedo, los animales no paran quietos y todas las fotos resultaron bastante caóticas, sin orden ni tiempo a pensar en una composición adecuada. Rescato esta, en la que por un efímero momento parece que estas pequeñas criaturas aceptasen posar para mí, en esa improvisada postura.

Al final, me dio pena molestar a esa familia e interrumpirles la comida por tan escasa propina. Y tampoco es que hiciera la gran foto del viaje... pero me queda este recuerdo de estas simpáticas (y algo feíllas) criaturitas de estos camélidos andinos, cuya lana es sumamente apreciada, aunque no estaban muy arregladitos ni “peinados” para la foto, sino más bien plenos de pajitas.

Bueno, me he enrollado más de la cuenta. Toda foto tiene detrás su pequeña historia, y esta la he querido compartir con vosotros...

Que bueno que hayas contado la aventurilla porque estas fotos tan divertidas son las que mas le quedan a uno en el recuerdo.
Un saludo.

Cuando sales al extranjero siempre hay muchísimas anécdotas y curiosidades, como tu bien nos describes y hablando de fotografía la propina es la propina y no te la perdonan.