Propones un interesante asunto que tiene mucha más miga de la que parece: la carga emotiva de las imágenes, su intención, si su motivo es simplemente informar acompañando e ilustrando un texto o bien uno muy distinto: seducir, probar, cautivar, emocionar, convencer, y un largo etcétera de propósitos, la mayoría de las veces mezclados.
En su estado más auténtico como comunicadora la fotografía no necesita nada adicional, ni siquiera un pie de foto, pero obviamente vale y sirve para mucho más. En mis años de fotógrafo publicista tuve que plantearme muchos retos, la mayoría de las veces me venía dado el asunto ya determinado y mascado por las agencias, pero en otras había que pensar mucho y a veces ilustrar temas abstractos con imágenes concretas, recuerdo especialmente el cartel de una feria de artesanía en la que no debía de figurar ningún objeto artesano, para no primar a nadie, pero la imagen debía respirar artesanía, se me ocurrió la foto de las manos detrás del lienzo que ahora tenemos de “publi” para asociarse en la AFT “Verás lo que hacemos”. Estos temas abstractos son los que mayores satisfacciones producen en su desarrollo, tanto si se consigue un buen resultado como si no.
Bueno, pero como no quiero meterme ahora en jardines te doy mi opinión concreta a tu propuesta. Usar estas imágenes del tercer mundo es bastante recurrente, pero la fotografía que propones está muy bien y acompaña correctamente el tema de los derechos humanos con los que inmediatamente se identifica a esta machacada gente, pero que en tu foto has logrado mostrar su cara más feliz.
La composición final pierde la calidez fotográfica, pero es original y tiene gancho, quizá le vendría bien un repaso en los rostros para mitigar y suavizar en esa zona la distorsión.